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Pese a no destacar en exceso dentro de su filmografía, Armstrong logra un filme entretenido y ameno y logra asemejarse, en el mejor de los sentidos, a las comedias de enredo americanas de las últimas décadas, gracias a un guión eficaz y al jovial ritmo de Carmen Hart. El humor es muy tópico y todo se ve venir en la trama, pero funciona gracias a un montaje de sitcom al mejor estilo americano y a una interpretación más que aceptable de todos los intérpretes.
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Sexualmente, se sitúa en la línea de la mayoría de las comedias de Wicked Pictures, con poco anal y un sexo coreografiado y no extremo; pero consigue que no resulte monótono el hecho de que Hart protagonice siete de las nueve escenas de la película, casi todas duos hetero, menos un lésbico con Jessica Drake, un trío con Kayla Carrera y un chico, y otra más, quizá la mejor de las suyas, una sesión de sexo oral a cuatro hombres en una discoteca llena de gente. Destaca también el espectáculo de Marco Banderas y Trina Michaels, más extremo y pasional, que discurre a la vez que el festín oral de Hart, en el escenario de la discoteca.
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En conclusión, un filme recomendable para pasar un rato entretenido, conocer las aptitudes sexuales e interpretativas de Carmen Hart (que empezó como un cohete en el porno y poco a poco ha ido perdiendo fuelle) y cerciorarse de que incluso las producciones menores del porno argumental americano tienen una calidad igual o superior que la mayoría de telefilmes USA o que algunas series de televisión.
Lo mejor: La doble escena en la discoteca
Lo peor: que Carmen no se lo hiciera con los tres vecinos salidos
La imagen: Carmen devorando todo a su alrededor







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