
El filme cuenta la historia de Jim (Sterling), un oficinista tímido y retraído obsesionado por el bondage y enganchado a las páginas de Internet acerca del tema, pero incapaz de establecer una relación sentimental de ningún tipo. Su compañero de oficina Brad (Evan Stone) y Amy, otra chica de la empresa que está interesada en él (Wendy Divine), son sus únicos “amigos”, pero él evita relacionarse.
Jim decide ir a un salón masaje donde conoce a Barbara (Jenna Jameson). Paulatinamente, Jim se va obsesionando más y más con ella y en las diferentes sesiones de masaje, Jim paga a Barbara por prácticas sexuales menores (masturbación y felación), a lo que ella accede con tras reflexionar y sólo por el dinero. Con el tiempo, la obsesión de Jim irá a más, sobrepasando los límites establecidos por Barbara.
Thomas desarrolla un guión profundo y ejecuta sus tareas de realizador con la sutilidad y la rectitud de los clásicos, añadiendo toques de modernidad de estilo psicológico. La película progresa delicadamente a través de inquietantes escenas argumentales y cortas escenas sexuales cada vez más largas, profundas, sensuales y excitantes que nos van introduciendo en la historia y en la psicología de los personajes.

Destacan entre las escenas sexuales la felación de Jenna a Justin en el salón de masaje (tremendamente sensual y excitante) la escena bondage entre los protagonistas (decididamente apasionante, fabulosa e inquietante), la magnífica escena lésbica entre Jameson y Savanna Samson (apabullante, desasosegadora y, de nuevo, con elementos bondage) y la escena final entre Justin y Jenna (tremendamente realista y apasionada). Las escenas sexuales van increscendo en intensidad e inclusión bondage (siempre suave y moderada), recibiendo su culmen en una escena tradicional entre los protagonistas, donde la pasión de la relación verídica de los dos actores es palpable en los gestos, las miradas, los movimientos y la intensidad de la escena.
Asimismo, la interpretación de los actores y actrices del filme es sobresaliente. Justin ofrece un retrato enormemente inquietante de un perturbado obsesivo, con su particular mirada y gesto impasible. Evan Stone y Wendy Divine cumplen con eficiencia y humildad su papel de personajes secundarios (aunque imprescindibles en el desarrollo psicológico del personaje principal). Sin embargo, la mejor actuación del filme la ofrece la increíble Jenna Jameson (más bella y natural que nunca en este filme), que se mete en el personaje desde la primera escena. Una interpretación sobria, delicada y de nivel profesional. Realiza gestos estudiados y movimientos sutiles que te introducen paulatinamente en el personaje protagonista femenino, y consigue dar sentido al desarrollo de la trama y al final del filme, tan turbador e inesperado como el resto de escenas.
En conclusión, Paul Thomas realiza una nueva demostración de profesionalidad cinematográfica. Desarrolla un guión profundo y fusiona un argumento bien tramado con el sexo más pasional, siendo el sexo imprescindible en desarrollo de la película, y mostrando la psicología de los personajes durante unas escenas sexuales excitantes y apasionadas, sin perder la conexión con el filme y realizando una obra cohesionada e irrepetible.
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